2013, un año de despedidas televisivas (I)

No siempre es fácil que una serie consiga ser renovada, y muchas son canceladas cada año. Pero siempre hay casos en los que una serie consigue llegar hasta el final, y este 2013 nos ha brindado cuatro despedidas de series americanas: a principios de año terminaron 30 Rock tras siete temporadas y Fringe tras cinco, y este mes de septiembre terminan Dexter (este domingo) y Breaking Bad (el domingo de la semana que viene). Por ello he creido conveniente dedicar una serie de posts a los finales de estas series que tanto nos han hecho disfrutar. Esta semana hablo de 30 Rock y Fringe, las menos conocidas en España; la que viene de Dexter, y a la siguiente -si no sufro más infartos viendo los dos episodios que quedan- el de Breaking Bad. En este post no habrá spoilers salvo en un párrafo, y estará claramente indicado. Leed sin miedo.

30 Rock

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30 Rock (o Rockefeller Plaza, como se la conoce en España, donde se emitieron únicamente las tres primeras temporadas) ha sido, simple y llanamente, una de las mejores comedias -que no la mejor, ojo- de los últimos años (¿puede que de la historia?) y toda una revolución en un género saturado de sitcoms con risas enlatadas. Creada y protagonizada por Tina Fey, actriz cómica y antigua jefe de guionistas del mítico Saturday Night Live (la serie, de hecho, se basaba un poco en sus experiencias en el programa), 30 Rock tenía unos guiones inteligentísimos, unos diálogos frescos y unos personajes que acabaron por dar un juego increíble a la hora de crear situaciones disparatadas. Una química brutal en el reparto –especialmente entre Tina Fey y un Alec Baldwin en estado de gracia-, una ametralladora de chistes, y lo mejor: 30 Rock no temía reírse de nadie. Cualquiera (James Franco, Buzz Aldrin, Oprah) era susceptible de autoparodiarse en la serie, y además no faltaron las críticas a la propia NBC, la cadena que la emitía. ¿Algo malo? Puede: quizá a los no estadounidenses nos cueste más entender algunas de las referencias a cadenas/programas de televisión y a políticos que hacen. Por lo demás, nada en absoluto.

30 Rock

La séptima temporada, más breve que las anteriores, se encontraba con el dilema de cómo acabar. Era lógico que los personajes debían finalizar su desarrollo y cerrar su historia, pero eso siempre es complicado en el campo de las comedias. Seinfeld, por ejemplo (y si la memoria no me falla), «termina» únicamente en sus tres últimos episodios. Por otro lado, la decisión fue acertada y se combinaron episodios en los que los personajes avanzaban con episodios normales y corrientes, que bien podían haber pertenecido a cualquier otra temporada. Al final bien está lo que bien acaba, y no hay duda de que 30 Rock acaba de maravilla: su final está compuesto por dos episodios, ambos nominados este año al mejor guión de comedia, que suponen la despedida perfecta para esta magnífica serie y que dan un adecuado cierre a cada uno de los personajes. Incluso los surrealistas últimos segundos encajan a la perfección con el tono de esta sitcom.

No voy ni a contar la enorme cantidad de premios y nominaciones que tiene la serie porque le sobran a patadas -y si hay justicia se llevará unos cuantos más la noche del domingo al lunes-, pero sí que os la recomiendo fervientemente. Eso sí, en inglés y con subtítulos. Y si no os convence del todo, es normal: tarda un par de episodios en coger el ritmo adecuado, aunque ya desde el piloto es perfectamente disfrutable.

Fringe

fringe

Fringe nació con la buena y mala suerte de ser hija de J. J. Abrams. Tenerlo como creador supuso interés inmediato por parte del público y los ejecutivos de FOX, cadena en la que se emitía, así como un alto presupuesto. Lo malo, cómo no, era que cualquiera esperaba de ella «la nueva Lost/Perdidos«. Y Fringe no lo era, pero es que tampoco intentaba parecérsele. Fringe es la historia de una unidad del FBI que investiga una serie de actos y atentados criminales cuya principal particularidad es su carácter inexplicable, y que parecen estar unidos por un misterioso patrón. La serie venía a ser como un Expediente X, pero todo lo que sucedía es científicamente plausible. A nivel teórico, claro, pues la aplicación empírica forzaba un poco el asunto.

He comentado el parecido con Expediente X precisamente porque fue lo que hizo que muchos se bajasen del carro en los primeros episodios. Era un procedimental puro y duro, la trama de fondo apenas avanzaba, y los episodios no llegaban a enganchar. Pero la cosa cambia alrededor del episodio 10, y los guionistas se ponen las pilas. Y de verdad que la serie gana mucho. No desvelaré nada por si os animáis a ver la serie, pero lo cierto es que la historia es bastante interesante y alcanza su punto álgido entre la segunda y la tercera temporadas. A ello ayudan los emotivos, intrigantes y divertidos guiones -los toques de humor de la serie son geniales- y las interpretaciones del trío protagonista, especialmente de John Noble (Denethor en El retorno del rey), que compone un difícil personaje que alterna entre la inestabilidad mental, la ternura y cierta monstruosidad debido a su turbio pasado.

Tras una cuarta temporada que causó mucho recelo entre los fans (y cuyo final bien podía haber servido como cierre de la serie), en la quinta se parte de ese curioso episodio llamado Cartas de tránsito (4×19) para estructurar la última tanda de episodios. Es cierto que esta quinta temporada no fue la mejor, y que en ocasiones la sensación de relleno se agudizaba mucho, pero hacia el final aumentaron los guiños a los fans y el último episodio fue más que satisfactorio. La serie, la temporada y el final podrían haber llegado a ser mejores, pero en ningún momento dejamos de hablar de Fringe como un recomendable entretenimiento de innegable calidad. Vedla si no te tenéis tirria al género. Buena ciencia ficción, y muy accesible. Tras el video de la intro -melodía compuesta por el propio Abrams- llegan los spoilers del final de la serie.

AVISO: hay SPOILERS en este párrafo. No lo negaré: esta quinta temporada ha sido la más irregular, puesto que todo lo de ir reuniendo «las piezas del plan» no era más que una excusa para que los personajes fueran de A a B, de ahí a C y luego a D. Poca variedad, con la excepción de alguna sorpresa como la muerte de Etta -increíble casting, porque es igualita a Olivia- o el niño observador de la primera temporada. El problema es que tras el cambio que supuso la cuarta temporada, no tenemos claro qué ha sucedido y qué no en este universo, con lo que el niño observador o el tulipán blanco de la última escena tienen una validez un tanto dudosa (al igual que ese viaje en el tiempo salvador/reparador que encontramos al justo al final). Ahora bien, no todo son quejas: que en el «universo de bolsillo» se nos mostrasen los glifos de la serie en las puertas o que los protagonistas empleasen armas Fringe para detener a los observadores fue un gran guiño a los fans; ver a September como humano o descubrir a través de Peter cómo funciona el cerebro de un observador fueron grandes momentos para los fans, sin duda; y que Walter recordase el nombre de Astrid fue sin duda la emotiva guinda del episodio final. Fin de  los SPOILERS.

About felilu22

Cinéfilo, seriéfago, ávido lector, y todavía me queda tiempo para tener vida social. Actualmente residiendo en Berlín y cursando un máster universitario.
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